Los Humanistas



Con mucha lectura encima, los intelectuales de turno tienen que rendir una materia para la que no existe manual escrito.
Por Chanelle Noir.

Hipótesis:

Romi aparece en el dpto. antes de lo acordado y, sin exordio, mete unos cogollos en el microondas. Me explica que les falta madurar, pero que ella no tiene paciencia. Enseguida recuerdo el motivo de su desesperación: hoy es día de humanistas, dos estudiantes de historia con un sempiterno olor a sobaco, café barato y Viceroy. Son buena onda, son jóvenes y no son feos. Pero esa combinación de olores de ultratumba produce un hedor que traería lágrimas a los ojos del más veterano destapador de cloacas. Apenas recuerdo el perfil de nuestros galanes de la tarde, la ayudo con el microondas y nos ponemos a ver cómo los cogollos giran y se ponen raros.

Faltan sólo diez minutos para que avisen por SMS que están en la puerta. La última vez que nos visitaron intentamos bañarlos, pero al ver que ambos exclamaban “con jabón no, sólo agüita”, decidimos que esta vez apelaríamos al recurso extremo. Una doble ración de cogollos obligados a madurar.

El ambiente se impregna de un olor refrescante. Aroma a correr descalzo, a día al aire libre, a momentos felices. Y todas esas cosas que nada tienen que ver con axilas y cafés servidos en telgopor ordinario. Ya casi nos sentimos preparadas para recibir a cualquiera, poderosas y capaces de todo. Y eso que aún ni siquiera nos pusimos a armar. Este es nuestro desafío de hoy: cogernos unos humanistas con muchos libros y poco aseo. Veremos cómo nos va.

Tesis:

Romi: Bueno, no fue para tanto, al final.

Chanelle: Vos porque después de tantos años de tabaco, ya no olés una mierda.

Romi: Y bueno, mejor. Para lo que hay que oler…

Chanelle: Yo tengo una hipótesis sobre estos pibes.

Romi: ¿A ver…?

Chanelle: Deben creer que si se bañan van a perder sus idiologías. Que se les va a lavar el zurdismo.

Romi: ¡Ay mirá lo que decís! ¡Qué infausta!

Chanelle: Los estudiantes de humanísticas deben reconocerse por el olor. Como los felinos.

Romi: Igual, con el cogollo a microondas nos cagamos de risa, Chanelle.

Chanelle: Eso te lo reconozco. Les tendríamos que decir algún día, Ro. Chicos, huelen a bolas, a sobaco y cigarrillos baratos. Aunque claro, nos van a responder que por eso pagan. ¿Ves? Yo hablo y me respondo solita.

Romi: Te dejaron del ortho los cogollos forzados a madurar.

Chanelle: Sí. Pero heme aquí. Más rica que hace una hora y gracias al faso ahora no me la voy a gastar toda en vodka, como la última vez.

Romi: Deprimente, ¿no? Yo me la gasté en libros y DVDs. Yo leo de todo, literatura, revistas, leo Cosmopolitan…Cosmopolitan es un trago. Y pelis, me encanta el cine europeo. Y las comedias románticas, y el cine mudo. Ahora estoy escribiendo para dejar mi mensaje a las adolescentes. Para que tengan control sobre ellas mismas y no se droguen.

Chanelle: Pero vos sos puta y te drogas, Ro, ¿qué les decís? ¿No sean como yo?

Romi: Mmm algo así.

Chanelle: Groso.

Conclusión:

No estamos seguras de que sea recomendable arrancar el cogollo antes de que esté listo para su consumo y mucho menos que convenga meterlo en el microondas. A menos que se trate de un caso de suma emergencia, como el nuestro. Los ingleses tienen un dicho para cuando tienen que coger con alguien sin ganas. Dicen “Close your eyes and think of England”, que sería el equivalente a nuestro “Hacelo por la patria”o “Hacelo por Néstor”, por ejemplo. Nosotras no recomendamos evocar ninguna figura política a la hora del amor, pero sí podríamos afirmar que “Fumate uno y cagate de la risa” sería un buen consejo para una situación de esta índole.

El cogollo que se vio obligado a madurar de golpe fue nuestro aliado el día de hoy y pudimos convertir lo que podría haber sido una escena traumática de nuestras vidas en una anécdota para compartir una noche entre amigos. Ahora no tendremos que gastar nuestro dinero en alcohol, drogas duras o un par de botas de marca para olvidar el espantoso suceso. Prendemos uno, ventilamos un poco, y ya todo eso queda atrás. El día continúa y nos sentimos más lindas. El aroma de los cogollos ha impregnado nuestro dpto. y nuestra tarde que recién comienza.


Publicado por la Revista THC en junio de 2010.