"El Abstemio"



Para un virgen de trío, el faso ya es demasiado.
Por Chanelle Noir.

Hipótesis:

Este pelotudo piensa que THC significa The History Channel. Te juro. Ni idea del porro ni de nada, pero lo que sí sabe es que no quiere que fumemos. Prefiere que no fumemos, que es lo mismo, pero dicho con más tacto. Es la primera vez en la historia de Chanelle y Romi que un cliente nos pide que no fumemos porro, que suspendamos nuestro rito pre-garchístico que incluye bebidas sin alcohol, golosinas y música de Estopa de fondo y cojamos “así”. ¿Al natural? Para nosotras, lo “natural” es coger fumadas; coger sin fumar nos parece algo de lo más extraño, un verdadero desperdicio. Hay porro, habrá sexo, pero el porro se quedará donde está. Ok. Aceptamos, sin peros. Sabíamos que en algún momento nos podía llegar a pasar. En el fondo, tal vez habíamos llegado a acariciar la idea de que a nadie le molestaría. Hace años que no conocemos gente que no fume y nos resulta extraño que alguien nos diga que no fumemos, sobre todo antes de coger.

Bueno, sí, en realidad estamos un poco molestas. Estamos a punto de encarar un trío cannabis-free y tiene muy poca onda. Sí, la novedad nos cayó para el ortho. Tantos tipos que darían lo que fuera por cogernos fumadas, tantos desesperados porque no llegan a juntar la plata o porque los mata la culpa o porque tienen miedo de que “la bruja” los descubra y les deje los huevos como higos. Y este tipo está acá, nos tiene delante de él. Nos va a coger. Tiene el rollito de Rocas en el bolsillo del pantalón. Y nos pide que no fumemos. Hoy el cliente nos parecerá más panzón, más arrugado y más perdedor que nunca. Esa es nuestra sensación. Pero veremos qué pasa.

Tesis:

Chanelle: Armá el jodido porro de una puñetera vez.

Romi: Dejá de leer esas traducciones gallegas de Bukowski , mirá cómo hablás.

Chanelle: Perdón.

Romi: Ahí va el porrín, ¿cuándo vas a aprender a armar?

Chanelle: No no, armar no es para rubias.

Romi: Se me hizo más largo hoy

Chanelle: ¡A mí también! Igual, se quedó mucho en serio.

Romi: Sí, cero intención de levantarse y empezar a vestirse. Seguía en bolas, ahí tirado entre nosotras. Íbamos a tener que hacer como la otra vez, que cada una sacó su netbook y se puso a chatear con clientes, vestidas hasta el cuello, y el tipo seguía ahí parado hablándonos.

Chanelle: Estaba re duro ese hijo de puta.

Romi: Sí, ¿no?

Chanelle: Él mismo lo admitió ¡Y no paraba de sacar botellitas de whisky de los bolsillos!

Romi: Dijo que era alcohólico.

Chanelle: Eso también. Personalidad adictiva el señor: merca, alcohol, porro y putas.

Romi: Y se iba al Casino después.

Chanelle: El casino viene a mí, dijo.

Romi: Es así, Chanelle. Un día cae un duro y otro un abstemio. Hoy tocó el abstemio.

Chanelle: Pero buena onda, el tipo. Yo a veces prefiero que se cuelguen, y no que vengan y digan “ponete en cuatro, por favor”. Taca-taca-taca y se vayan.

Romi: Eso es horrible. A mí me pasó.

Chanelle: A todas nos pasó.

Romi: Es cierto, es preferible que cuelgue un toque. Aparte, era lindo.

Chanelle: Sí, ¿viste? Un tipo agradable.

Romi: ¡Sólo le faltaría fumar!

Chanelle: Y no ser gatero boluda…eso mata todo el charm.

Romi: Igual, parecía un poco más grande de lo que era.

Chanelle: Es que mantenerse joven no es cuestión de hacer vida sana. Lo que envejece posta es ser un infeliz.

Romi: Me gusta eso que dijiste.

Conclusión:

El pedido de sexo sin porro nos predispuso mal para el trío. Cogimos pensando en la lista de la lavandería, en nuestros gatos haciendo cucharita al lado de la estufa, en la cotización del dólar. Después del primer polvo, nos animamos a fantasear con que tal vez ya fuera suficiente, pero casi podíamos escuchar el razonamiento del cliente: ¡Por lo que estoy pagando, al menos me echo dos polvitos! Ahora podrá contar con orgullo la experiencia en el foro de “escorts”. Contar cómo se echó dos, charló con las putas y encima negoció la ausencia del faso. Tal vez, si no lo hubiéramos apurado un poco con nuestro lenguaje corporal que incluye mirar el reloj y preguntar ¿Dónde está mi tanga?, él seguiría en nuestro depto y no estaríamos fumando, como ahora, que fumamos y decimos ¡qué pelotudo este chabón, cortarnos el mambo así con el porro! Todo eso queda atrás, de todas formas. Ahora somos unos cuántos Rocas más ricas que antes. Estamos buenas, finalmente fumadas y estamos vivas. Cambio y fuera.

Publicado en la revista THC en noviembre de 2009